Anillo Mujer Estrella Circonita Bicolor Oro Blanco Amarillo 000311219
Anillo elaborado en oro blanco y amarillo de 18 K con circonita talla brillante.
Perfecto para novia y pedida de mano, también es muy apropiada para aniversario de boda.
Disponibilidad en el número 14, si necesita otra medida, por favor, consúltenos.
Carbono puro
Los productos comercializados por Carbono puro han sido verificados por los canales de distribución oficiales.
Se incluye estuche y toda la documentación pertinente.
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Todas nuestras piezas están contrastadas por el correspondiente laboratorio oficial. 100% Oro de 1ª Ley, garantizado.
La tradición del anillo de compromiso
Ha existido desde los primeros vestigios de nuestra civilización, aunque ha ido variando su forma que no su significado. A lo largo de la historia han ido cambiando los objetos, pero siempre ha existido alguno que significara compromiso para quien lo llevara.
El anillo de compromiso en la historia
En la prehistoria se conoce que los hombres ataban a sus mujeres lazos de hierbas como símbolo e su unión.
Los antiguos egipcios entregaban anillos a sus mujeres. En Egipto se creía que había una arteria que comunicaba el dedo anular con el corazón, así que los enamorados llevaban este anillo como prueba de su amor. Los egipcios creían que, mediante este anillo, el amor quedaba atado y no podía escapar a través de la punta de los dedos. Estos anillos estaban hechos de hueso, fibras de plantas, marfil o cuero.
En Roma, los novios entregaban un anillo de compromiso a sus futuros suegros, como parte del ritual de pedirle la mano de su hija. Eran argollas de hierro que significaban fuerza y permanencia. En el siglo II a.C., los romanos entregaban dos anillos, uno al padre de la novia, y otro con forma de llave a su prometida, que solía abrir candados que custodiaban objetos importantes de la familia. Era una prueba de confianza.
Fueron los romanos los que dieron nombre a esta vena que conectaba la mano con el corazón, la vena amoris o del amor.
En el siglo VIII ya en nuestra era
Los judíos empezaron a entregar una especie de anillo de compromiso en sus ceremonias nupciales. Pertenecían a la sinagoga, y eran tan grandes que no podían ser llevados en ningún dedo.
Los cristianos empezaron en el siglo III a intercambiarse anillos de compromiso, aunque hubo que esperar hasta el siglo XIII para poder formalizar el rito, ya que el clero no los aceptaba al considerarla una “tradición pagana”. A ellos les debemos que los anillos sean de oro, material noble que ensalzaba el matrimonio.
En la Inglaterra de Eduardo VI, en 1549, se decretó que el tercer dedo de la mano izquierda, excluyendo al pulgar, fuese el dedo anular oficial. En el Libro de Oración Común se designó la mano izquierda como la mano del matrimonio.
La Iglesia Romana también declaró esta mano como la del matrimonio en el Ritual Romano de Pablo V en 1615.
El anillo de diamante
Sin embargo, la tradición del anillo de diamantes tiene mucho menos recorrido del que podamos imaginar. Es a partir del siglo XV que los anillos empezaron a ser engarzados con gemas, y cada una tenía un significado especial.
De hecho, es gracias a un publicista americano que la venta de diamantes se disparó por el mundo occidental. En 1947, France Gerety de la agencia N.W. Ayer & Son publicó el eslogan A diamond is forever (un diamante es para siempre) para la firma De Beers. Esta frase es reconocida como el mejor eslogan de todo el siglo XX.
En la película “Los caballeros las prefieren rubias” de Marilyn Monroe se ensalzaban las cualidades de esta piedra preciosa argumentando que “Los diamantes son los mejores amigos de una mujer”.
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