La turquesa posee un color inigualable que da nombre a una tonalidad de azul claro.
Desde la antigüedad es considerada un talismán de protección y buena suerte.
Hoy os presento un conjunto de pendientes y sortija elaborados en oro blanco de 18 k, con una turquesa entalla cabujón ovalado y halo de circonitas clavadas en el material.
Como curiosidad os diré:
La turquesa es un fosfato alumínico que contiene cobre.
El significado de su nombre es “piedra turca” porque su ruta comercial pasaba antiguamente por Turquía. El yacimiento más antiguamente explotado se encuentra en Sinaí a sureste de Egipto explotado desde el año 4.000 A.C.
Muchos médicos del siglo XV las llevaban en sus bolsas, asegurando su eficacia contra los efectos nocivos del veneno de alacranes.
El uso indebido puede producir un cambio de color por influencia del sudor, aceites, cosméticos o agentes limpiadores del hogar. Es por ese motivo por lo que es recomendable quitarse los anillos de turquesa para lavarse las manos.